Pobre y cansado, pero más que eso

    Renaceré con la fuerza e ímpetu del propio Ave Fénix. Si en algún momento habré de tocar fondo lo haré dignamente, pero con furia exquisita. No será más que la catapulta hacia un nuevo nivel de fortaleza, pues le plantaré cara aunque sea con el propio brío fruto de la desesperación: hasta las pérfidas energías negativas usaré con destreza a mi favor.

    Prometo tratar de no sumir mis pensamientos en el más profundo vacío, ni ser tan vulnerable en el sentir noble que en todos ha de existir. Y si cierto es que la caída es inevitable, indiscutible será también mi ulterior levantamiento; pues la fuerza interior, aunque latente por momentos, será domada una vez más para afrontar los nuevos obstáculos que aparezcan tercos en el camino.

    Así pues, la pasión será mi estandarte en esta lucha, y el orgullo el asta que la sujete con el nervio debido. Será mi propio pecho altanero el parapeto ante la adversidad, y mi voluntad la alabarda que permita mi avance indomable. Y con los puños cerrados en fuerte tensión, los brazos alzados al cielo inmortal y el rugido aturdidor de mi garganta feroz, alcanzaré al final la más casta de las libertades; la pureza del ser y la existencia vivaz, la autenticidad consecuente del buen pensar, hacer y sentir.

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