Mueve montañas, atraviesa océanos,
reta incluso al inexorable tiempo...
reta incluso al inexorable tiempo...
Y penetra el alma humana,
para fundirse sin permiso
en su crisol de emociones.
Se acomoda tras un halo de nostalgia
y sin verbos ni promesas, se queda
eterna en el recuerdo, recia y vaporosa.
Impasible ante los años; lenguaje mudo.
Vadea sin dificultad cualquier escudo.
Mirada de triste despedida; brillo en sus ojos.
Tiñe de esperanza mis cicatrices mal curadas
¿Puede esa mirada remover aún mis entrañas?