El deportista suplementario

   Comenzaré este texto afirmando lo siguiente: el deportista que toma suplementos es un tramposo.
Sé que es un enunciado tan directo como controvertido, y también sé que serán más los que difieran que los que estén de acuerdo. Pero sepan ustedes que, aunque mi intención no es otra que la de expresar mi opinión (notarán también, seguramente, cierta repulsa), lo afirmo y lo afirmaré siempre con la misma contundencia.

   Hay mucho deportista suplementario por ahí. Son personas que hacen algún tipo de actividad física y gustan de optimizar su rendimiento mediante la ingesta de determinados productos. Afirman que toman estos suplementos para ayudar al cuerpo a un desarrollo más óptimo, evitar el desgaste del cuerpo y lograr una mejor recuperación muscular. Alegan que el cuerpo se va quemando y hay que ayudarlo a mantenerse, ya sea con proteínas, vitaminas u otras sustancias que logren optimizar el uso que de la energía hace.

   Por mucho que digan, por mucho que aleguen o intenten esquivar las críticas que algunos nos empeñamos en lanzar, mi opinión personal es que más que estar tomando suplementos —evidente eufemismo de lo que en verdad es—, están haciendo trampas. O, si quieren, las dos cosas. Y si finalmente admitimos que ambos hechos hacen referencia a lo mismo —tomar suplementos y hacer trampas—, podríamos inferir que un deportista suplementario es un deportista tramposo.

   A decir verdad, es posible que el hecho de llamar deportista a algunas de estas personas pueda ser, a tenor del concepto de cada cual, erróneo. Y es que yo creo que la definición de la palabra deportista difiere enormemente de una persona a otra, dependiendo del deporte que ésta practique, lo que el mismo signifique para ella o la filosofía de vida que la persona lleve. Para mí, por ejemplo, el deportista auténtico es aquél que se esfuerza, que consigue sus metas con el sudor de su frente, que persevera con disciplina, que se respeta a sí mismo y al adversario (si lo hay) y que, por encima de todo, cree en la igualdad de condiciones; para mí el deportista es alguien que sigue las reglas, gusta del fair-play y, de manera casi indispensable, disfruta del juego en sí mismo. Bajo este punto de vista, el deportista suplementario es un tanto más superficial que todo eso. Son personas que aparentan haber conseguido cosas que en realidad han conseguido a través de caminos más cortos y a todas luces mucho menos trabajosos. O sea, haciendo trampas. Para ellos, el objetivo —sea cual éste fuere, ya sea la 'operación verano' o conseguir batir una marca— es lo primero y más importante (¡más incluso que el propio juego!), y el camino a seguir para alcanzarlo es secundario. El camino no importa porque, al final, el resultado último es lo que para ellos tiene verdadera relevancia.

   Y por eso yo afirmo que llamar deportista a algunos es muy cuestionable. Aceptaría con gusto llamarlos deportistas tramposos, pero como eso suena demasiado ofensivo sería más dado a usar el ya mencionado término de deportista suplementario. Y ateniéndome a tal adjetivo, diría que el deportista suplementario es aquél que suple al que de verdad se merece ser llamado así: al que no suda creatina ni proteína de whey ni se recupera milagrosamente en un santiamén. El deportista auténtico disfruta del duro camino que ha de recorrer, sin atajos, y gusta del deporte/actividad/juego en sí mismo, haciendo alarde de una gran motivación intrínseca, en contraposición a otras recompensas externas que pudieran obtener; es, en definitiva, cien por cien natural.

   A pesar de todo, en una sociedad de éxitos y objetivos, en la que lo que cuenta es el resultado y no los medios usados para obtenerlo, supongo que es lógico que los deportistas suplementarios proliferen cada vez más y se convierta en lo normal. Sea este fenómeno bueno o malo, sano o perjudicial, moral o no (se me viene a la cabeza si, de haber podido, los griegos en sus gimnasios hubieran dado suplementos a sus atletas...), en fin, sea como sea, esta ha sido mi opinión.



1 comentario:

Anónimo dijo...

Sepas que tengo la misma opinión sobre esta gente.
La diferencia es, que esta gente nunca sabrá lo reconfortantes y gratificantes que pueden llegar a ser unas buenas agujetas, después de un buen entrenamiento, esa sensación de haber trabajado bien y las ganas de recuperarse para comenzar aun con más ímpetu.
Creo que estos deportistas suplementados, por mucho que logren jamás podrán sentir un triunfo como suyo.
Un abrazo.