A contracorriente

En mi incomprensión me encuentro solo ante el mundo,
y ante mis circunstancias y pensamientos solo habré de luchar ,
intentando mantener el castillo de naipes que se cae
y yo, terco, vuelvo a construir.

No pasa nada si me equivoco,
no pasa nada si nadie me entiende;
no pasa nada si tampoco tengo muy claro el destino
o si a veces me parezca que me hundo.

En mi lucha interna y loca sigo y seguiré,
y no por incomprendido me dejaré abatir;
pues llegue a donde llegue
me diré con entereza que lo habré hecho por mí. 

Soy irreducible. Soy implacable. Soy fuerte.
Y si a veces lo sintiera menester,
nadaría cansado en un río de interrogantes
y exclamaciones, a contracorriente y sin sentido,
aún siendo incomprendido.